Inicialmente el bebé aprendió a controlar el cuello pudiendo así levantar la cabeza y mantenerla erguida. Posteriormente, el bebé comenzará a controlar su tronco y con ello logrará la adquisición de diferentes habilidades.
La primera pista que el bebé nos da para comunicarnos que ya está listo para iniciar su entrenamiento en el control del tronco es cuando observamos que levanta su cabeza estirando el cuello y los brazos con fuerza como pidiendo que lo carguen, esto ocurrirá aproximadamente entre el tercer y cuarto mes.
Para estimular esta acción podemos apoyar al bebé, boca arriba, sobre una cuña, tomarlo de las manos y jalarlo suavemente con la intención que sea él mismo quien trate de impulsarse, lentamente lo iremos levantando el tronco hasta lograr la postura que adquirimos al sentarnos y luego lentamente lo volvemos a apoyar en la cuña. Un par de rutinas diarias de tres repeticiones será suficiente para ejercitar el tronco del bebé. Es importante observar que al realizar el ejercicio el bebé no cuelgue la cabeza, sino por el contrario la mantenga erguida.
Alrededor del cuarto y quinto mes el bebé aprenderá a girar estando boca abajo o boca arriba hacia uno de los lados para luego girar completamente. Una forma sencilla de estimular el giro es colocando al bebé, echado boca arriba, dentro de en un túnel de material blando e ir balanceándolo lentamente para que se acostumbre al movimiento y rápidamente realizar un movimiento fuerte que haga girar al niño hasta quedar boca abajo. Es importante no alejarse del campo visual del bebé, siempre debe vernos para que se sienta seguro.
Una vez que domine los giros empezará a tratar de levantar el tronco hasta lograr sentarse con apoyo de sus manos, colocándolos entre sus piernas separadas, mientras que su troco se mantiene encorvado hacia adelante con un ligero balanceo debido a que aún no controla su equilibrio en esa posición. Durante esta etapa es importante que el niño se encuentre en superficies seguras que puedan evitar un golpe en caso de perder el equilibrio, las colchonetas serán de gran ayuda.
Esta habilidad se logrará entre el quinto y sexto mes, siendo al final de este proceso capaz de sentarse en un asiento con la postura correcta (brazos apoyados, espalada apoyada, piernas dobladas y ligeramente separadas).
Finalmente,
alrededor del sexto al octavo mes, pasará de la posición sentado a la posición
de gateo intentando dar sus primeros desplazamientos, es posible que inicialmente
lo haga arrastrándose. Ahora será el momento de empezar a cubrir el espacio de
juego con una superficie que le brinde seguridad como las alfombras de goma que
además son muy decorativas
.
Hay que tener en cuenta que las
edades mencionadas son referenciales, ya que cada niño tiene un ritmo propio de
desarrollo en sus habilidades motoras y se deben respetar.
Juvitza Panez Salazar
Lic. Educación Inicial
Esp. Problemas de Lenguaje y Aprendizaje